"Visión
enlutada, desgarrada, de un jardín con estatuas rojas. Al filo de la
madrugada los huesos te dolían. Tú te desgarras. Te lo prevengo y te lo
previne. Tú te desarmas. Te lo digo, te lo dije. Tú te desnudas. Te
desposees. Te desunes. Te lo predije. De pronto se deshizo: ningún
nacimiento. Te llevas, te sobrellevas. Solamente tú sabes de este ritmo
quebrantado. Ahora tus despojos, recogerlos uno a uno, gran hastío, en
dónde dejarlos. (...) En un himno harapiento rodaba el llanto por mi
cara. ¿Y por qué no dicen algo? ¿Y para qué este gran silencio?"
Alejandra.
infancia agria.
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