No digas...nada.
quizás no quisiera siquiera reprochartelo
quizás no sintiera siquiera el dolor.

Amordazada al vacío
me golpean inquietas las dudas.
Hambrienta una sombra angustiosa
señala ilusionada mis pies
siento que voy a perderlo todo...
tan consumida por el miedo,
incapaz de ejercer defensa,
-ella huele a herida-
sus plagas me invaden...
ahora soy una viajera arrepentida,
inocente autómata.

pensamientos poseidos por viejos hechos.

En esta noche, en este instante,
que tu voz susurre a mi oído palabras salvajes,
que de tan salvajes desnuden la que soy y la que fui.
Que danzen tus manos sobre mi cuerpo
proponiendo un encuentro de suspiros delicados.
Me acurruco y renazco en tus ojos,
mientras tu lengua absorbe mis heridas.
En estas horas de luz,
salto a la vida que nunca me había sido mostrada,
superando el obstáculo entre lo que hay, y lo que solía proyectar.

Ampáralo de mis sombras,
funesto el terror tartamudea
está siendo mutilado por una luz de fuego.
El calor tiene labios llenos de propuestas
denme una versión eterna, que me haga cantar,
que humedezca mi desierto de ilusiones olvidadas.
te amo mucho

Emboscada de pensamientos
mi niñez entre manos
mi muerte entre manos...
adoptando la oscuridad como propia
arrastrando la violencia de antaño
caigo en el vagaje de la desolación.

Ese dolor, que creí tan olvidado...
hoy amparado en mis pupilas
humedece mis heridas.

Memoria iluminada, galería donde vaga la sombra de lo que espero.
No es verdad que vendrá. No es verdad que no vendrá.


Alejandra Pizarnik

Recuerdos inconcientes explotan
proponiendo el vuelo de las sombras
y mi muerte...
La bestia ha despertado una vez más,
sedienta de horror, insaciable pasión por lo insensible.
Intentando dar el gran salto a la luz
por el camino de la somnolencia
deseo brindarle una muerte exquisita,
merece un final propicio a mis pesadillas.