“Amaos... mas no hagáis del amor una prisión, permitid que haya espacios y dejad que los vientos dancen entre vosotros. Cantad y bailad juntos, sed alegres, pero permitid que cada uno esté solo, como lo están las cuerdas del laúd a pesar de estremecerse con la misma música. Erguíos juntos mas no muy próximos, pues las columnas del templo se plantan firmes y separadas y la encina y el ciprés no crecen el uno a la sombra del otro”
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